Nos hemos levantado temprano para hacer una excursión puesto que no teníamos mucho tiempo porque queríamos dormir esta noche en Popayán. Hemos cogido un autobús que nos ha llevado al Estrecho del rio Magdalena. El río Magdalena es el principal río de Colombia y posee aguas de color oscuro. Este río llega a pasar con gran torrente por un estrecho de casi 2 metros de ancho entre rocas. A simple vista parece tentador saltar al otro lado a sabiendas que hay gente que ha fallecido en el intento y que está prohibido. Supongo que muchos de vosotros, conociéndome, ya os imaginaís que lo he hecho. Pues os equivocáis, esta vez no. La voz de mi conciencia, Maru, me lo ha quitado de la cabeza. De todas formas, vale la pena sentarse en una roca y sentir la fuerza del agua en ese punto.
Una de nuestras alternativas era ir a Obando donde se encuentran unas tumbas interesantes pero no teníamos tiempo. Nos hemos subido a lo alto de un coche, tipo ‘willis’ pero más grande y estable, desde donde se podía ver el barranco al río Magdalena, y nos hemos dirigido a la entrada de la finca del Cielo para poder visitar la Chaquira y el Tablón. La Chaquira son unos dibujos esculpidos en una piedra in situ en lo alto de una montaña. Allí hemos conocido a Ricardo, un artesano que fabrica replicas en miniatura de la cultura agustiana. Hemos comprado el conocido ‘Doble yo’ o ‘Alter ego’ que es la pieza más bonita para nosotros. Después, El Tablón que son más esculturas en piedra. Por allí se puede visitar también la Pelota y el Purutal pero no teníamos tiempo y hemos decidido visitar el Parque Arqueológico que habíamos pagado el día anterior. Allí se puede ver más cultura agustiniana, esculturas esculpidas in situ con sus respectivas tumbas y otras que han sido movidas. Un guía nos acompaña (30000 pesos) durante el recorrido de 3 horas, Luis Alfredo Salazar (3125680365), y nos ha explicado miles de hipótesis creíbles, o no, de esta misteriosa cultura a lo largo de las cientos de esculturas que hemos observado.
Al salir, hemos comido y hemos cogido una chiva que iba a Isnos. No me podía ir de Colombia sin subirme a una destartalada chiva y sentir el meneo del auto en las curvas y terrenos pedregosos. Una vez allí, hemos cogido un autobús hasta Popayan en un recorrido de 5 horas, algo menos que la ida.
Esta ha sido la última salida que he hecho con Maru ya que ella marcha mañana a España y yo continuo mi viaje en solitario. Ya llega el momento de la verdadera aventura y no puedo evitar sentir un cosquilleo que recorre mi cuerpo. Nervios i/o incertidumbre quizás.
¡Bona Diada a tothom!