Recién llegado, recién abatido

11 julio 2011

Ha sido una mala noche. No, ha sido una noche horrible. Me he pasado la noche vomitando toda la cena. Hasta siete horas después de haber cenado, he estado expulsando comida. ¿no son muchas horas para digerir una comida? No sé qué ha sido: la cerveza, la comida en general, el pescado en concreto, el mareo en la playa, alguna picada, algún virus que ando incubando, … Aunque es raro que, de los 25 que estábamos allí, solamente me ocurriera a mí. El caso es que todos han vuelto a León y yo me he tenido que quedar pasando parte de la mañana en Peñitas. Menos mal que Verónica se ha quedado conmigo para cuidarme. He dormido un rato y hemos vuelto a León donde he seguido durmiendo y bebiendo suero durante todo el día y comiendo un miserable plato de arroz ya que también sufría de descomposición.

En este momento todo han sido pensamientos negativos como que me cuesta acostumbrarme a tirar el papel higiénico al cubo de la basura en vez de al inodoro, a tener únicamente los pies picados por salvajes mosquitos, a dormir con un ventilador puesto para evitar que me los piquen, a que mi perfume sea un repelente de mosquitos, a notar la barra de madera que hay bajo el colchón cuando duermo, a que el armario no tenga puertas, a que el gato que vive con nosotros se quede encerrado en nuestra habitación, a orinar una o dos veces a día porque toda el agua que bebo la sudo, a estar sudado todo el día, a que el sudor me quite la libido, a no cocinar a gusto, a no entender lo que dice el resto de voluntarios, … Por lo menos he descubierto que la alternativa a ducharme 50 veces al día que me hace sentir mejor es lavarme las manos y la cara unas cuantas al día.

En un principio, Verónica y yo teníamos pensado viajar a Guatemala pero alguien nos disuadió de esta idea. Al principio me molestó no ir porque estaba ilusionado pero ahora lo agradezco. Por lo que he oído, Guatemala no es un país seguro hoy en día. Hace unos días un pueblo fue masacrado y descuartizado hasta el punto de coger el brazo de niño a modo de pincel y escribir en una pared. También, en el albergue, hay una foto de un chico que trabajó como voluntario en Quetzal Trekkers Nicaragua que viajó en bus a Guatemala y fue decapitado junto a todos los pasajeros. No pretendo desprestigiar al país con mis comentarios. Me consta que hay gente que no ha tenido ningún problema y habla maravillas de Guatemala. He podido conocer gente que ha estado bien arropada en el país por familias guatemaltecas y por organizaciones sin ningún problema. Aunque lo siento, no es momento para mí conocer Guatemala.

Me voy a dormir mientras todos ven una película. Mañana tenía mi primera actividad de aventura con la organización, un volcanoboarding, pero me temo que bajo mis condiciones no voy a poder ir. Me encuentro muy debil.


Quetzal Trekkers, Quetzal Playa & Las Tías

10 julio 2011

Quetzal Trekkers es una organización de voluntarios sin ánimo de lucro, que ofrece a los turistas excursiones de aventura para recaudar dinero para una organización que ayuda a los niños de la calle y en peligro. El 100% de las ganancias van a la Asociación de Las Tías la cual tiene ya más de 15 años de experiencia en el cuidado de forma integral a niños y niñas callejeros y víctimas de abusos o vulnerabilidad social.

Quetzal Trekkers nace en Guatemala y se expande a Nicaragua en 2004. Hoy en dia es una solida asociación dirigida por guias voluntarios sobradamente preparados y con un gran espíritu de aventura. Existen multiples agencias de aventuras con alternativas similares para contratar un tour en Leon pero, sin lugar a dudas, ninguna con una causa tan noble como Quetzal Trekkers.

Los trekking que se ofrecen son:

–          Laguna Asososca y Leon Viejo (1 dia, muy fácil)

–          Volcán Cosiguina (2 dias, nivel medio)

–          Volcán El Hoyo (2 dias, nivel difícil-medio)

–          Volcán Telica (2 dias, nivel difícil-medio)

–          Volcán Momotombo (1 dia, nivel difícil)

–          Volcán San Cristobal (2 dias, nivel difícil)

Otras actividades:

–          Descenso de río en Cañón de Somoto (2 o 3 dias, nivel medio)

–          Volcanoboarding en Cerro Negro (medio dia, nivel fácil)

Esta noche hay un evento en la casa que Quetzal Trekkers tiene en la playa de Peñitas. Hemos cogido un autobús (10C$) en la terminal del mercadito Sutiava y, por entrar tarde, hemos tenido que ir de pie y apretados durante una hora. El hostal es precioso. Tiene grandes zonas de descanso y comedores, hamacas, carpas ecológicas, todas las comodidades deseadas y se encuentra frente a una playa de arena negra. Junto a Conor y Aaron hemos contruído una improvisada barbacoa con piedras pesadas y, acto seguido, nos hemos dado un chapuzón. Es la segunda vez que me meto en el océano Pacífico. Nunca me había bañado con unas olas tan grandes y unas corrientes tan fuertes, tan divertidas y tan peligrosas. De repente mi cuerpo se convierte en una tabla de surf, de repente en una hoja zarandeada a merced del océano. La fuerte presión del agua al romper una gran ola, mientras permanecía sumergido, retumbaba en mis oídos pero el poder verlo bajo el agua ha sido precioso. Todo eso produce una gran descarga de adrenalina en mí.

Para cenar, hemos comido ensaladas de todas clases y una manta-raya hecha en la barbacoa que acabábamos de construir, acompañado todo con unas cervezas autóctonas marca Toña y Victoria. Todo exquisito y en buena compañía de los voluntarios y clientes del hostal. Mientras cenábamos me han propuesto una adivinanza que no he sabido resolver y que luego me han explicado:

En el país de los enanitos hay un rey que odia a los enanitos. Quiere ejecutar a diez y para ello los coloca en fila y les pone un sombrero rojo o azul. Ningún enanito puede ver de qué color es su propio gorro ni de qué color son los gorros de los enanitos que hay detrás suyo. Pero si los que hay delante de ellos. El rey preguntará, uno a uno por orden y empezando por el de atrás, de qué color es su gorro y si no lo acierta, morirá. Los enanitos, que conocen las costumbres del rey, han planeado una estrategia para salvarse cuantos más mejor. ¿Cuántos como mínimo se van a salvar?  

El resto de la velada ha sido divertida, sobretodo en el momento en el que los voluntarios nos hemos puesto a jugar a uno de esos juegos con bebida. Mas tarde, hemos montado nuestra tienda de campaña para dormir a la intemperie ya que el hostal es sólo para clientes.


La primera impresión de León

9 julio 2011

Es nuestro primer día en la organización y no ha habido trabajo. Algunos voluntarios han estado fuera como guías para varias caminatas y el albergue parecía desierto. Así que hemos decidido hacer algunas compras y reconocer el lugar.

León es una pequeña ciudad universitaria de 185.000 habitantes fundada en 1524 en el lugar que los indígenas llamaban Nagarando. En esta ciudad de firmo la independencia de Nicaragua de España en 1821 proclamándose capital del estado por unos anos antes de disputarse el nombramiento con Granada para finalmente otorgárselo a Managua en 1858. León es una bonita ciudad colonial con casas coloridas de una sola planta, portales descuidados, vendedores callejeros, tráfico escaso, buenas alternativas de ocio y, aparentemente, segura. Siempre me sorprenderá en los países latinoamericanos ver que, aunque es notable la pobreza, saben valerse por sí mismos. Pero tiene que haber otra cara de la ciudad, una cara más adinerada. Es algo que observe ayer en el bar Via Via al ver tanta gente consumiendo bebida y comida. Si bien es cierto que la gran mayoría era extranjera, también lo es el que hubiera mucha gente autóctona.

El tipo mercado me resulta familiar: los vendedores al servicio de cualquier posible cliente, los puestos de comida en los cuales se venden las mismas cosas, el olor fuerte en la sección de carne sin refrigerar donde acuden las moscas, los precios baratos, los comedores con comidas guisadas y fritas. Me encanta ver a Verónica desenvolverse con tanta soltura por el mercado mientras hace nuestras compras y curiosea preguntando qué es cada cosa. En pocos días, los dependientes van a empezar a llamarla por su nombre: “A la orden, señorita Verónica. ¿Qué desea hoy?”. Hemos comprado varias verduras para cocinar una buena pasta pero la verdad es que no sale a cuenta cocinar. La cocina que tenemos no está preparada por lo que cocinar se convierte en un engorro. Si a eso le sumamos que es más probable que salga más caro cocinar uno mismo que pagando por un menú… me da que poco vamos a cocinar. Otra cara de la ciudad, en lo que a mercado se refiere, es el supermercado donde uno puede encontrar de todo aunque, eso sí, a un precio mayor. Hemos comprado en él un par de cosas aunque es probable que en un futuro también compremos la carne aquí ya que está refrigerada.

Nos han informado de nuestras labores en la organización. Pronto empezaran las caminatas. Es interesante ver el buen ambiente que hay entre los voluntarios y las ganas de hacer cosas por una buena causa. Tengo mucho que aprender de todos ellos.


Llegada a León, Nicaragua

8 julio 2011

Hemos aterrizado en el aeropuerto de Managua (Nicaragua) a las 00:30, hora local, en un vuelo de la compañía Spirit que ha durado dos horas y media desde Miami.

No hemos tenido ningún problema con la compañía excepto por el incidente de hace tres días en el Día de la Independencia de los Estados Unidos de América, el 4 de julio. Una vez más me encuentro que las compañías de vuelo complican el viaje del mochilero. Nos exigieron un billete de vuelta a nuestro país de origen que garantice que no vamos a permanecer en Nicaragua durante un periodo que exceda de los tres meses correspondientes al visado de turista. Pero, ¿qué pasa si antes de cumplir los tres meses quieres viajar otro tanto a otro país, y a otro y a otro? Pues que empiezan las complicaciones. La solución más común es comprar un billete de vuelta que nunca utilizarás o que anularás acto seguido. Por suerte en nuestro caso, hemos podido atrasar nuestro vuelo tres días, tiempo suficiente para conseguir una carta de Quetzal Trekkers, la ONG para la que vamos a trabajar en Leon, que nos acredita como voluntarios y asegura que nuestro plazo de trabajo no va a exceder más de tres meses. Es algo que no podemos asegurar pero nos ha servido de gran utilidad. Spirit nos ha dejado volar pero no acabo de entender por qué complican las cosas a los clientes. Llamadme malpensado pero se me ocurre un porqué. Las compañías de vuelo te hacen pagar un billete de vuelta porque, si cupiera la posibilidad de que Nicaragua no nos dejara entrar a su país, la misma compañía es la encargada de repatriarte cubriendo todos los gastos.  Si tú ya has pagado una vuelta, es algo que se ahorran.

Pero en Nicaragua ni se han fijado en nosotros al entrar. En la casa de cambio del aeropuerto no han malvendido córdobas con dólares a relación de 19.1 a 1, sabiendo que los dólares están ahora mismo a 22.4 córdobas. No se trata de que hayamos pecado de novatos, sino que no teníamos otra alternativa en ese momento. Acto seguido nos han pedido 10$ por cada visado de turista. Lo que no me queda muy claro es que nosotros entremos al país en calidad de turistas. Si no hubiéramos cambiado el dinero, hubiésemos podido pagar con dólares y sacado dinero de los cajeros que hay en el mismo aeropuerto. En fin.

Nuestra idea inicial era pasar el resto de la noche en el aeropuerto. Por lo menos, hasta que se hiciera de día. Teniendo en cuenta que el hotel Best Western que está justo enfrente cuesta 105$ por pareja y noche, hemos llevado a cabo nuestra idea inicial. Verónica ha maldormido algo pero yo no he podido dormir nada. A las 6 de la mañana se ha llenado de gente el aeropuerto y no hemos podido seguir vagabundeando. Hemos desayunado empanadas de res y de pollo antes de continuar nuestro viaje a León.

El siguiente paso era llegar a la terminal para coger un autobús que nos llevara a León. Lo normal sería tomar un taxi oficial en el mismo recinto del aeropuerto pero es demasiado caro. Nosotros hemos tomado un taxi fuera del recinto, enfrente del Best Western. Manuel es un hombre jubilado que pretendía ganarse un sobresueldo. Enseguida nos ha mostrado su identificación y carnet de jubilado. Hemos confiado en él  y hemos pagado tan solo 160Cds (1 euro son unos 32 córdobas). Cuando me subo a un taxi por primera vez en un lugar, me gusta preguntar al taxista cosas de su país o de la ciudad que recorro en ese momento. Nos ha comentado sobre el gobierno, los robos en Managua y la pobreza evidente de la ciudad. Enseguida nos hemos dado cuenta de esto último al ver las chabolas, los vendedores ambulantes intentando llamar la atención de un posible cliente y los autobuses reciclados de EUA y camiones contaminando fuertemente el aire.

Hemos llegado a lo que llaman la terminal de la UCA donde era imposible no escuchar los gritos de nuestro destino “León, León”. Después de conversar con un tipo sobre Barcelona, mi ciudad, he cogido nuestras maletas y las he amarrado en lo alto del combi que nos iba a llevar a León (40 C$). Ha sido un viaje de hora y media en un microbús en el que hemos estado algo apretaditos y desde donde hemos podido contemplar la flora de esta zona que no parece muy tropical. En la abarrotada terminal de León, nos ha recogido un taxista que, por 20C$ cada uno, nos ha llevado hasta la organización para la que vamos a trabajar durante tres meses, Quetzal Trekkers.

Nos ha recibido Rebeca, la codirectora de Quetzal Trekkers en León (Nicaragua), la cual nos ha dado instrucciones previas para nuestra estancia. Hemos conocido a algunos de los voluntarios y gran parte de ellos hablan bastante bien el español, cosa que me será de gran utilidad para comunicarme con facilidad. Eso no quita que debo aprovechar para dominar mi penoso inglés teniendo en cuenta que los voluntarios son generalmente estadounidenses. En buena compañía, hemos comido un menú por 30C$ cosa que no está nada mal teniendo en cuenta nuestro poco poder adquisitivo.

La habitación es un cuchitril pero hemos hecho lo posible por hacerla más acogedora. Verónica ha tenido un momento de ansiedad por la suciedad y le ha dado un arrebato de limpieza compulsiva. Estoy seguro de que se acostumbrara y que conseguirá adaptarse a las escasas condiciones del albergue.

Por la noche hemos ido a un concierto de música autóctona al bar Vía Vía que es simpatizante de Quetzal Trekkers por lo que les ha permitido publicitarse haciendo una rifa. Antes de ir a dormir, hemos cenado en el único puesto de comida que hay abierto a las 22:00 de la noche.


No puede haber un día peor

28 diciembre 2009

No puede haber un día peor que este. He llegado a la terminal sur de Quito a las 7:00 y he tomado otro bus que salía hacia Tulcán (5$, 5horas) inmediatamente después. En el bus, he visto al hombre que me invitó a comer ayer en Huaquillas y he conocido a Andrés, un chico de Medellín. Una vez en Tulcan he intentado hacer el mismo procedimiento que hice cuando pasé esta frontera (a la inversa) hace más de 3 meses pero no ha sido tan fácil. He tomado un taxi para que me llevara de Tumbes a la frontera pero ha ocurrido lo peor, el conductor me ha asaltado. Me habían informado de este tipo de actos en esta zona pero no esperaba para nada que me ocurriera a mí y ahora. Con agresividad y rapidez, me ha robado la mochila donde tenía todo el dinero que tenía, mi cámara de fotos y mis documentos. Por suerte, mi tarjeta de crédito la tenía escondida en mi zapatilla deportiva. Al salir del vehículo se las ha arreglado para que no viera la matrícula en ningún momento y me ha dejado tirado en la carretera. Nunca había pasado tanto miedo. Por un momento, temía lo peor.

Latiéndome el corazón a mil por hora y sin capacidad de pensar, me he quedado paralizado durante un buen rato. Al fin he concluido que tenía dos opciones. La primera era denunciarlo, ir a la embajada española para hacer de nuevo mis documentos y partir a Cali pero para ello me iba a demorar mucho tiempo y yo quería pasar fin de año con mis amigos. Así que he optado por la segunda opción que era pasar ilegalmente la frontera teniendo en cuenta el poco control que hay. Me parecía una buena idea ya que mi viaje de vuelta a España dentro de dos semanas será desde Quito (Ecuador). Entonces haría como si nunca hubiera salido del Ecuador y ya arreglaría los papeles antes de tomar el vuelo. Pero esto no iba a ser tan fácil. Una vez he atravesado la frontera furtivamente, he tomado un colectivo hasta Ipiales, el primer pueblo de Colombia en la frontera con Ecuador, pero al llegar me esperaba un coche de la policía que me había seguido después de observar mis sospechosos movimientos. No me podía creer la mala suerte que estaba teniendo. El corazón casi se me salía por la boca. He intentado explicarme pero han hecho caso omiso de todo lo que decía, me han metido en el coche como un delicuente y me han llevado a comisaría donde me han enrejado. Puesto que no tenía forma de identificarme, me han dicho que el proceso de excarcelación iba a ser largo. Estaba desesperado. Lo que menos me esperaba es estar encarcelado en un cuartelillo de la policía de Colombia junto con otros indeseables de los cuales no quería ni pensar por qué estaban allá. Estaba muy nervioso y he estado dando vueltas por la celda de un lado para otro hasta que he conseguido irritar a uno de los presos, al que más mala pinta tenía. Me ha empezado a gritar y a exigirme que me sentara y yo he obedecido como un corderito. Sin querer llamar la atención más de la cuenta, pues no sabia cuando iba a salir de allí y los policías no me decían nada, me he quedado sentado en un rincon intentando relajarme. Un hombre pelirrojo que estaba sentado a mi lado y que se ha presentado como Moz ha empezado a hablar conmigo y ha intentado tranquilizarme pero el mero hecho de que me hablara ha hecho que me pusiera más nervioso. Al rato, le he explicado mi caso y me ha escuchado atentamente. Después me ha dicho que él me podía ayudar y que había una manera de salir de allá pero la explicación me ha parecido propia de un cuento de niños o de un loco, cosa qu ele pegaba más a semejante individuo. Yo escuchaba atentamente sus idioteces para no buscarme problemas. Me ha dicho que cerrando los ojos, golpeando los tacones de sus zapotes entre sí constantemente y diciendo en voz alta el lugar donde quería estar haría que me teletransportara para allá. No me podía creer que me estuviera explicando tal estupidez. En ese momento entendí el porqué de su nombre, Moz. Para no ofenderle he accedido a hacer lo que me decía, aunque me sintiera como un tonto. Me he puesto sus zapatos, me he puesto de pie, he cerrado los ojos, he golpeado los talones entre sí y pronunciado en voz alta: quiero estar en Cali, quiero estar en Cali, quiero estar en Cali. Y aquí he aperecido de repente, en el cyber de algún lugar entre Ecuador y Colombia, escribiendo esta chorrada de entrada mientras decido cómo ir a Cali. Un beso a todos.


Atravesando Ecuador

27 diciembre 2009

Después del desayuno, he preparado la mochila por última vez antes de llegar a Cali. Mi intención es dedicar el día pasar a Ecuador y atravesarlo sin parar a dormir en ningún lado. A las 11:00 me he acercado a la Panamericana donde he tomado uno de los muchos combis que pasan recogiendo a la gente que quiere ir a Tumbes (10 soles). Hemos llegado una hora y media más tarde a Tumbes donde me han ofrecido un auto para pasar la frontera por un precio un poco caro. Teniendo la experiencia que tengo sabía que había otra alternativa más barata. Y así era que a una cuada de allí habían colectivos que por 1,50 soles me llevaban a 30 minutos de allá, a Aguas Verdes (la última población de Perú en la frontera con Ecuador). Me han dejado en la oficina de Inmigración donde he sellado la salida y donde he tomado un mototaxi para que me acercara a Huaquillas, el primer pueblo de Ecuador en la frontera con Perú. No sé por qué motivo me ha dejado en medio del pueblo que por cierto no me ha dado muy buena impresión sobretodo porqu eme habían comunicado que no era muy seguro. He atravesado el pueblo hasta que he podido preguntar a un policia que me ha indicado donde había una oficina de turismo. Allí me han tratado de lujo, dándome información de Ecuador que ya no necesitaba (pero no podía ser tan descortés de decirlo) y acompañándome a la terminal de los buses Panamericana que fletan autobuses a Tulcán, el último pueblo de Ecuador e la frontera con Colombia. Pero no iba a ser tan sencilo porque el único autobús que salía a las 16:00 estaba completo. Por otro lado he podido coger la última plaza del autobús que sale a las 19:10 a Quito (10$). Una vez allí ya me buscaré la vida. El problema ahora era sellar la entrada a Ecuador ya que la ofician de inmigración está a las afueras de Huaquillas y el autobús de la compañía no para para sellar. Debido a esto, he tomado un taxi junto a otro hombre que se encontraba en la misma situación que yo y hemos ido a sellar. De vuelto se nos ha agregado otro señor con el que hemso ido a comer algo ya que eran las 15 y quedaba mucho tiempo de espera. No sé por qué motivo nos ha invitado a comer pero se lo agradezco.

Despué sde pasar l atarde tontamente, he subido al bus donde varias mujeres escondían por todo el autobús mercancía para vender en algún mercado pero lo curioso no ha sido eso. Un policía ha subido y ha registrado el bus descubriendo todos los paquetes. Por ello les ha hecho bajar para pagar los impuestos pertinentes para comerciar. Pero estas personas nunca llegaron a bajar del bus porque un pequeño soborno siempre es más apetecible. El resto del viaje he dormido plácidamente aunque pasando mucho frío.


¿Son compatibles las navidades y la playa?

26 diciembre 2009

A pocos kilómetros de Máncora, el bus ha tenido una avería y hemos tenido que esperar unas dos horas a que llegara el refuerzo. Finalmente, he llegado a Máncora a las 10:00 de este dia que es San Esteban (y festivo en mi ciudad) donde un taxista me ha ofrecido su habitual servicio así como otros productos de consumo de dudosa legalidad los cuales son frecuentes en lugares de diversión y relax como es éste. Aduciendo que mi único interés era buscar un lugar donde hospedarme, me ha llevado al hostel Ángeles que tiene desaliñadas cabañas personales por 25 soles, aunque yo la he conseguido por 20. Me quedaré tan solo una noche en esta peculiar población.

Máncora es un lugar turistico de playa donde se respira un ambiente muy surfero y hippie. Está lleno de puestos de artesanía, restaurantes y locales musicales en los que predomina la música salsa, reggaeton y reggae tanto en la zona de playa con en la misma carretera Panamericana. La gente deambula de un lado para otro luciendo su bronceada piel en busca de fiesta o relax. Sin duda, un lugar de contrastes. Se dice que Máncora de Perú es la homóloga de Montañiat de Ecuador.

Después de comer, he ido a la playa a relajarme tomando el sol y a darme el chapuzón que uan vez prometí que me daría en el Pacífico. Se me hace raro concebir la Navidad a altas temperaturas. Uno siempre tiene la idea de la blanca Naviadd del hemisferio norte. Espero no dar muchas envidia a la gente que esté pasando frío en España. El agua estaba deliciosa pero no me he metido a lo hondo pues la corriente era muy fuerte. Una docena de personas practicaban kitesurf aprovechando el fuerte viento que soplaba mientras otra gente prefería tostarse al sol o tomar algo en los numerosos locales de la playa. Me idea era relajarme e la playa y conectarme con el océano y el sol pero al parecer la arena y el fuerte viendo del pacífico no iban a permitírmelo. Los cuatro elementos luchando por provocarme sensaciones de irritación, relax, frescura, calor, preocupaciones y sueños. No he querido quemarme y no he estado mucha shoras. He ido al hostel a descansar y al atardecer he podido ver los primeros mosquitos de la noche por lo que he tenido que hacer uso del repelente. Creo que la mosquitera que hay en la habitación será de gran utilidad.

Me he conectado un rato a internet y después he salido a cenar y a pasear por la noche de Máncora. Imagino que no es solo porque sea sábado pero la gente se ha arreglado para salir a los locales de copas y discotecas. Mientras tomo una cerveza en uno de los locales de la Panamericana, observo que hay muy bien ambiente y parece que todo el mundo se conoce o por lo menso se relaciona. Sin duda, Máncora es un lugar para quedarse una buena temporada y desconectar de todo. Es una pena que yo no pueda hacerlo por falat de tiempo. He decidido ir a otro local en la playa con ambiente más Chillout donde un par de músicos tocaban en directo. Un chico de 19 años con ganas de que lo invitaran a tomar una cerveza se ha sentado conmigo pero al terminarla se ha ido cuando le he dicho que marchaba a dormir cuando acabara la que me estaba bebiendo. Al poco de irse me he pedido otra antes de irme a domir.


Navidad en la carretera

25 diciembre 2009

Me he despertado a las 6:00 para dirigirme hacia otro destino al norte de Perú, Tumbes (frontera con Ecuador). Pero para ello debía pasar por Lima la cual, uan vez más, pasaré de largo conociendo únicamente sus terminales. Por lo pronto, he tomado un mototaxi que casualmente pasaba por Huacachina, que cuesta más barato que un taxi (3’50 soles) y que me ha llevado hasta la terminal de Soyuz. Esta compañía fleta autobuses a Lima cada 15 minutos por 20 soles demorándose unas 4,5 horas. Así que tomo uno a las 6:45

He llegado a las 11:15 y he tomado un taxi que me ha aplicado la tarifa navideña de 8 soles para ir a l aterminal de Flores. Solicitando una rebaja, me lo ha dejado en 7. No he insistido demasiado porque es Navidad y no me apetece pelearme por dos soles de más. Una vez en la terminal de Flores he conseguido un billete en el único servicio en el que había alguna localidad libre, el servicio económico (50 soles). Teniendo en cuenta que los servicios económicos son proporcionales a la incomodidad y que éste me ha costado tres veces menos que un bus semi-cama, podemos decir que puede ser muy incómodo y deducir el teorema que dice: Si x=muy economico, entonces x=muy incomodo. Pero x no es el único factor a expresar. Teniendo en cuenta que el viaje es de 18 horas podemos decir que:  18·x = mevanatenerquesacarconunapalancadelbus. Pero no puedo pedir peras al olmo porqu eme consta que en estas fechas es difícil encontrar buses libres. El bus no salía hasta las 14:15 y he esperado a Claudio, el chico de Lima que conocí en Quito, con el que había quedado. Es una pena no haber podido disfrutar de Lima porque en su compñía hubiese sido mejor. Le pedí por favor que viniera a verme para traeme la sudadera que perdí de vista en Cusco y que por suerte de la vida y por contactos conseguí saber de ella haciendola llegar a Lima por mano de Leen, la chica de Bélgica que conocí en Arequipa. Claudio ha llegado en el último momento cuando ya pensaba que no aparecería. Pero lo ha hecho y con mi querida sudadera en la mano. Nos hemos hecho un pequeño resumen de nuestras andanzas en el viaje. Se nota que a los dos nos ha aportado muchas cosas este viaje aunque nos ha faltado muchas cosas que contarnos. Un abrazo, Claudio, y gracias por dedicarme un rato en este día tan familiar como es la Navidad. Espero poder coincidir de nuevo contigo otro año en algún lugar del mundo.

He tomado el bus e intentado encontrar la postura más cómoda la cual he creido encontrar en alguna ocasión. Entre entretenidas películas, compasivas paradas, amenas charlas con mi compañero de asiento y pequeñas cabezadas, se me ha pasado el día volando. Este día tan especial para algunos y que para mí no ha significado más que un día más en la carretera. Mientrastanto decido que mi próximo destino no será Tumbes, última población de Perú para atravesar Ecuador, sino que será unos kilómetros antes, en las cálidas playas de Máncora para relajarme de mi estresante y largo viaje hasta la ansiada Cali.


Las islas Ballestas y la Noche Buena

24 diciembre 2009

Me he despertado temprano porque a las 7:00 nos venían a buscar para dirigirnos a Paracas, a una hora de Huacachina, y así poder visitar las Islas Ballestas (60 soles). El piloto en cuestión ha sido El Chamo, al cual ya conocí ayer en el desierto. Y digo piloto porque he sentido el mismo nerviosismo que ayer en las dunas pero esta vez en la carretera con más coches, cosa que no me ha parecido tan divertido. Él está seguro de su forma de conducir y critica al resto pero, aunque es un buen tipo, es algo temerario. Tanto que hemos llegado a Paracas en la mitad del tiempo de lo normal, 30 minutos.

Una vez más me encuentro ante el Pacífico pero esta vez más cerca que nunca, en la playa de Paracas, junto algunas gaviotas y pelícanos. Hemos subido en una lancha motora después de pagar 1 sol por utilizar el embarcadero. Primero nos han acercado a la árida Reserva de Paracas donde hemos podido ver unas cuantas aves y el famoso Candelabro, incisión en la piedra de la que se desconoce su procedencia y significado, al má spuro estilo de las líneas de Nazca. Acto seguido, hemos llegado a toda velocidad a las islas Ballestas, trayecto en el que he encontrado una utilidad a mi chubasquero. Yo me lo había llevado para evitar ser salpicado por el guano de la gran cantidad de aves pero, al final, el principal problema iba a ser el agua que nos ha salpicado la lancha.

Las islas Ballestas son las consideradas Galápagos de los pobres y es que en un recorrido de algo más de una hora se recorre algunas de ellas para poder observar el habitat de varias especies de aves, como las gaviotas, albatros, pelícanos, pingüinos y otras, y también de lobos marinos y cangrejos. Ha sido fascinante ver la gran cantidad de aves que habían en aquellas rocas en medio del Pacífico y los numerosos lobos que descansaban al sol en manadas. Hemos pasado por puentes naturales entre las rocas y hemos visto algunas estructuras construidas por el hombre y que se utilizan para conseguir un material que se exporta en gran cantidad desde Perú, el guano de ave utilizado como rico fertilizante.

Hemos vuelto a la carretera con el loco de El Chamo y, en mi caso, me ha dejado de nuevo en Ica para saber si ya funcionaban los sistemas de internet en la ciudad y comprar algunso billetes. No ha sido así y una vez más me he encontrado con las pocas ganas de trabajar de algunos empleados. Así que enojado he ido a comer antes de volver a Huacachina donde he descansado un rato antes de que comenzara la cena de Noche Buena que tenía preparada el hostel para sus inquilinos. Ésta ha constado de una pieza de pollo y otra de pavo, arroz, compota de manzana, panetone, champale (una especie de champagne pero hecho a partir de la malta), batido de chocolate (que dicen los del hostel que es normal pero me van a permitir que dude que tal cosa se sirva como bebida en una cena) y un ron con cola que no he podido beber. El disco de reggetón que sonaba constantemente se ha repetido hasta la saciedad y el chico del bar ha intentado animar el cotarro sin conseguirlo. Al parece, todos nosotros teníamos ganas de una velada más relajada. Quizás haya sido al extrañar nuestros hogares y nuestras tradicionales cenas en familia que son mucho más entretenidas y entrañables. Un beso para la familia. Poco más tarde de las 00:30 me he ido a dormir ya que tengo intención de despertarme temprano. Suerte que tengo facilidad para dormir porque el reggetón retumba en todo el hostel.


Sandboard en las dunas de Huacachina

23 diciembre 2009

He llegado a Ica a las 6:00 y me he despedido de Alejandro que estaba algo adormilado. En la misma terminal, he tomado un taxi que me ha llevado hasta Huacachina (5 soles), a 5km de Ica. Me he hospedado en el conocido Casa de Arena, un hostel con piscina y barra musical, donde he descansado un par de horas antes de volver a Ica y hacer algunas averiguaciones.

Ya no me acordaba de la Perú que tiene las calzadas llenas de irritantes taxis tocando el cláxon para captar clientes. Ni siquiera de la Perú que menos me gusta y me refiero a aquella que ofrece, en algunos casos, pésimos tratos por parte de algunas empresas sin espíritu de servicio ni compromiso con el cliente, sobretodo a lo que empresas de transportes se refiere. A veces no te miran a la cara, otras parece importar más lo que están haciendo que atender, otras ni contestan a las preguntas o lo hacen con toda la calma del mundo que llega a desesperar. Pero es un pez que se muerde a cola y, rompìendo una lanza a favor de los tristemente asalariados empleados, es que ellos son también víctimas de sus déspotas jefes y de la mala educación de los clientes que llegan increpando sin respeto. Un trabajo que debe quemar a cualquiera. Es por ello que he sido un daño colateral en todo este comportamiento cuando he intentado comprar tres billetes de autobús en diferentes compañías para diferentes trayectos y al final me he ido sin comprar ninguno. Solamente en un caso tenían la excusa de que se había estropeado la conexión de internet en toda la ciudad, en las otras dos compañías bastaba con llamar a Lima y reservarlos por teléfono pero igual es demasiado trabajo para Ormeño y Flores.

Ya que estaba en Ica, he aprovechado para conseguir algo de dinero y comer por 6 soles, cosa que en Huacachina resulta imposible. Después he llegado al hostel desde donde he contratado una divertida actividad. Los numerosos hostales y restaurantes de la minúscula y turística población de Huacachina se encuentran rodeando una pequeña laguna que, a su vez, está detrás de un extenso desierto lleno de dunas. La típica actividad allá es el sanboarding y es lo que he contratado en el mismo hotel en el que me alojo (40 soles) pero eso no es lo único que íbamos a experimentar. Alfredo, nuestro piloto, nos ha venido a buscar al hostel en un potente auto de 9 plazas cubierto de una estructura metálica que favorece el vuelco en el caso de que exista. Nos hemos ajustado bien nuestros cinturones de seguridad que tan útiles iban a ser y hemos pagado incomprensiblemente 3’50 soles para entrar al desierto. El viaje había comenzado y era de vértigo mientras corría a toda velocidad por el desierto bajando y subiendo enormes dunas sin ningún tipo de miramiento. Sólo nos quedaba confiar en la experiencia de Alfredo y disfrutar. Finalmente nos ha llevado a lo alto de unas dunas para hacer la verdadera actividad, el sandboarding, aunque yo no sabría decir cual de las dos es más divertida. En la primera bajada, nos hemos deslizado con el pecho apoyado en la tabla y bajando de cabeza por las dunas teniendo como control de velocidad los pies que rozaban la arena. La segunda y tercera pendiente he intentado bajar de pie pero me he dado cuenta que no era lo mío. Posiblemente, los amantes del snowboard y del sandboard no estarán de acuerdo conmigo y me tratarán de hereje cuando diga que he preferido descender de pecho y las razones son la aerodinámica y, a consecuencia, la velocidad. La arena ofrece más rozamiento que la nieve y no podía coger mucha velocidad por lo que caía constantemente. Las siguientes bajadas eran más grandes y pendientes haciendo que cogiera más velocidad y que tuviera un buen subidón de adrenalina. Sólo nos quedaba volver al hostel y, para ello, Alfredo ha hecho de las suyas pilotando el auto por el desierto. Sin piedad y por toda duna, ha subido a toda velocidad por barlovento y bajado por sotavento llegando en ocasiones en la transición a no tocar tierra firme durante algún tiempo.

He llegado al hotel y me he sacado toda la arena que había llegado hasta los lugares más íntimos. Más tarde, he salido a cenar algo donde me he encontrado con Tomo, un japonés que ha hecho sandboarding conmigo. Ha sido difícil comunicarme con él pero un traductor electrónico que tenía ha hecho el trabajo más complicado. Me ha acompañado al restaurante en el que iba a comer algo que tenía que haber probado hace tiempo, el ceviche. En este caso he probado el rico ceviche de cojinova (un tipo de pescado crudo pero marinado con limón y cebolla) acompañado de camote (batata). Después, hemos ido a tomar una cerveza al bar del hostel de Tomo, Carola del Sur, que parece más animado que el mío pero no he tardado en irme porque mañana tengo que levantarme temprano para hacer otra actividad.