No he dormido mucho pero ha sido una noche estupenda. Miles de emociones han recorrido mi cuerpo mientras dejaba volar mi imaginación hasta que bien avanzada la mañana de mi último día en Colombia he salido a pasear.
El día de hoy ha transcurrido en Popayán con todo el relax y tranquilidad que creía merecer. Para empezar, una comida mediterranea para concluir mi estancia en Colombia y un paseo hasta el Morro del Tulcán para contemplar desde lo alto la ciudad. Las vistas son fantásticas y el clima es ideal. El viento me acaricia como si tuviera nostalgia de mi marcha y el cielo lloraba, o quizás era yo quien se sentía así. Es inevitable ponerme melancólico al no saber cuando estaré de vuelta pero lo que es seguro es que me llevo un buen recuerdo y muchos momentos vividos.
A la noche me he sentido pleno de energía y una felicidad me ha invadido casi sin darme cuenta. El sólo pensamiento de continuar mi viaje en solitario y de probarme hace que me sienta vivo. Ahora sé que lo que me depara el camino es conocimiento y bienestar y me siento ansioso y fuerte para vivirlo.
Buenas noches, Colombia! Hasta siempre.