La tranquilidad de Colonia Pellegrini

5 diciembre 2009

¡Malditos mosquitos! He mirado en el espejo la obra de los mosquitos de ayer y tengo los homoplatos marcados con más de cien picadas y no exagero (ya colgaré la foto). Es algo que me ha amargado la estancia en mi último día. Además, si cabe la posibilidad de coger alguna enfermedad con sus picadas, sin duda la he cogido. En fin, no quiero ser tan catastrofista. 

No he llegado a tiempo para despedirme de Sergio, de su hijo y su amigo ya que han marchado muy temprano a su ciudad. Sé que tengo un amigo en Corrientes y no dudaré en ir a visitarlo si paso de nuevo por allá. Quizás el ciclismo de montaña nos una en alguna ocasión en algún lugar, nunca se sabe.

A primera hora, Álvaro y yo hemos hecho una cabalgata por alguna de las haciendas del lugar. A diferencia de una caminata, uno puede imaginar que en una cabalgata se va a galopar en algún momento. No ha sido el caso cosa que me ha decepcionado y no solo por llos 70 pesos que cuesta la sesión de una hora y media sino porque no necesito un caballo para hacer ese camino en el que no hemso visto gran cosa. Un capricho totalmente prescindible.

Caminando por Carlos Pellegrini me he dado cuenta que, por mucho que las cuadras (calles) tengan la acostumbrada forma cuadriculada de las ciudades coloniales, la sensación es de estar en un gran parque con escasas casas y algunos caminos que en sí hacen que se pierda el significado de manzanas y calles. Es una tranquila población en la que sin duda es un buen lugar para quedarse unos cuantos días y desconectar de la ciudad. Es una pena no tener tiempo para eso.

Con toda mi cara, me he dado un chapuzón en la piscina del hostel de Álvaro en su compañía para refrescarnos un poco del sofocante calor. La verdad es que Álvaro se ha portado muy bien conmigo y es algo que le agradezco, es un gran chico y un buen colega. Por si fuera poco y una vez más, me ha invitado a ir en su transfer para volver por la tarde a Mercedes. La otra alternativa era irme en un bus que sale cada día a las 4 de la madrugada, excepto los domingos, o irme por la mañana en el coche de Sergio que tan amablemente me había ofrecido también. Nos hemso ido a comer a otro comedor que, aunque más barato, no estaba tan rica la comida como la del comedor de los otros días. De vuelta al hostel, hemos tenido otra sesión de pileta (piscina) y, después, una siesta antes de recoger las cosas y marchar a las 17:00 en el transfer hacia Mercedes. Una tormenta se acercaba pero por lo menos nos ha dejado ver los últimos animales de Esteros del Iberá, sobretodo aves y vizcachas.

Hemos llegado a las 20:30 a Mercedes cuando ha comenzado a llover a cántaros. Hemos cenado algo al lado de unos gauchos (campesinos) ataviados con sus acostumbradas vest¡duras los cuales estaban festejando alguna cosa. Ha sido gracioso cuando Álvaro ha preguntado quién era el famoso Gauchito Gil y nos han contestado con toda la naturalidad del mundo que era un gaucho. A pesar de esa sorprendente descripción, hemos sabido por otras fuentes que fue el Robin Hood de la zona y se le atribuyen actos de santo.

Me he despedido de Álvaro, el chico de Ceuta que tan bien me ha tratado y que tan buena compañía ha sido. Un buen amigo si me permite el calificativo. Mi destino es diferente al suyo. Me toca viajar por la noche


Alto precio por ver monos aulladores

4 diciembre 2009

Me he dirigido a información turística para conocer las posibilidades del lugar. No me han dicho mucho más que las actividades que me ofrecían en el rancho Ypa Sapukai pero sí la posibilidad de hacer algunas caminatas cerca de la caseta de los guardas forestales, más allá del puente. No me ha dado tiempo a llegar cuando Sergio pasaba por mi lado con su coche junto con Santi, su hijo y Álvaro. Sin dudarlo, me he sumado a ellos para hacer un avistamiento de pájaros. Una vez más me ha soprendido la facilidad que tienen para identificar la infinidad de aves del lugar, sobretodo Álvaro, y es algo que está despertando mi interés poco a poco. No hace falta decir que gracias al coche de Sergio ha sido más cómodo moverse por la zona y desplazarse en grandes distancias en busca del animal pertinente.

De vuelta, hemos ido de nuevo a almorzar al comedor Yacaru Porá que es regentado por una familia y tienen una rica variedad de comidas, a destacar las deliciosas empanadas que son diferentes al del resto del pais. En esta ocasión me he pedido unos canelones vegetales que en realidad son crepes enrollados rellenos de acelgas y acompañados con bechamel.

Por la tarde, me he acercado a la caseta de los guardas forestales desde donde se puede hacer una típica caminata por un sendero señalizado que se adentra en el bosque con la intención de ver monos aulladores. Al ver la infinidad de mosquitos que revoloteaban por allá, me he puesto manga larga y repelente en la piel expuesta, manos y cara. Iluso de mí que no he me he puesto repelente por todo el cuerpo. El camino estaba infestado de enormes mosquitos que atravesaban osadamente mi camiseta en las zonas más arrapadas a mi cuerpo, espalda y codos, y lo peor es que los notaba penetrar. Lo cierto es que lo he pasado muy mal y parecía que ni siquiera iba a poder ver a los monos. Por fin y al cabo de un rato, he podido verlos a lo lejos. Al rato, han llegado mis amigos y hemos podido presenciar el aullido de un macho que iba acompañado de varias hembras. Esperando y contemplando, hemos podido ver como los monos pasaban por encima de nuestras cabezas e incluso defecar cerca de nosotros.

Por fin hemos salido de aquel infierno lleno de pequeños demonios con estiletes que han provocado en mí un constante escozor, un alto precio por ver monos aulladores. Al llegar al hostel vería el trabajo que habían hecho. Pero en ese momento, Álvaro y yo hemos entrado en otro camino desprovisto de mosquitos con la intención de ver algo más. Algunos senderos estaban encharcados y no nor permitía el paso con nuestras simples zapatillas deportivas así que hemos tenido que buscar alternativas. Hemos podido ver un tatú (armadillo), carpinchos y ciervos. Al intentar volver al camino, hemos sufrido un percance y es que hemos ido por otro sendero que estaban completamente encharcado. Sin meditarlo demasiado pues estaba anocheciendo y no teníamos linternas, hemos decidido atravesar un terreno lleno de paja alta evitando pensar en que esa es zona de peligrosas serpientes ya que en esa dirección se encontraba la carretera. Lo que no esperábamos es antes de llegar a la carretera que veíamos delante nuestro iba a haber un charco a lo largo de todo el lateral. Con un par de narices, nos ha dado igual y nos hemos metido hasta los tobillos pero eso no iba a ser el único problema. Dos metros nos separaban de la carretera y la impotencia por no poder pasar por un canar profundo a los largo de ella. De perdidos al río, nunca mejor dicho, y nos hemos metido sin demasiados escrúpulos hasta las ingles. Ha sido un epidodio divertido que nos ha hecho reir a moco tendido hasta llegar a la población de noche y empapados.

Después de cenar, hemso hecho otra salida nocturna. Ya que Álvaro la tenía contratada me he añadido con su permiso sin ningún costo. Hemos llegado en la moto del guía Emilio hasta la misma zona en la que Álvaro y yo habíamos pasado la pequeña aventura. En esta ocasión hemos visto otro tatú, más carpinchos, más ciervos y, como novedad, zorros.


La fauna de Esteros del Iberá

3 diciembre 2009

Levantarme a las 4:30 no es algo que me resulte agradable pero es la única forma de tener tiempo para prepararme, llegar a la terminal de Corrientes y tomar el bus destino Mercedes a als 6:30 en el que he dormido plácidamente.

Antes de llegar a mis destino, he conocido a Álvaro, un chico de Ceuta (España) veterinario y aficionado ornitólogo, que se dirigía también a Colonia Carlos Pellegrini para visitar por segunda vez Esteros del Iberá. Como él tenía cerreado un paquete turístico por la zona, me ha ofrecido desinteresadamente ocupar una plaza del transfer que había contratado y así yo no tendría que esperar al bus que salía  las 12:30 (38Ars) y adelantaba la marcha hacía Pellegrini a as 10:00. Tengo que agradecer de corazón la compañía de Álvaro y no sólo porque el hecho de conocerle haya hecho que me ahorrara algo de dinero sino también por compartir su información cultural a lo que aves se refiere. Dicha cultura ha hecho que, de un viaje de más de 3 horas por carretera destapada bordeando los esteros y que seguramente hubiese pasado durmiendo, me despertara un interés y admiración por las aves y los animales de la zona.

Por el camino he hecho fotos a diestro y siniestro a aves que no sabía ni que existían y que hubiesen pasado desapercibidos ante mis ojos si hubiera ido solo. Aves unicas que sólo se encuentran en esta reserva y otros que son difíciles de encontrar incluso en la misma reserva. No solamente hemos visto ovíparos sino también mamíferos como el carpincho (capivara, el roedor más grande del mundo) y el zorro. Si esto era sólo el camino, me impacientaba pensar qué encontraría cuando llegáramos a Pellegrini.

Hemos llegado a la lejana e inaccesible población, uno de los lugares desde donde se puede visitar de diferentes formas la enorme y preciosa reserva. Por suerte no es un lugar muy explotado del que se espera que siga aislado y no se convierta en un circo. La Reserva Natural de Esteros del Iberá son un conjunto de lagunas que componen la segunda reserva de agua más grande del mundo (12000km2) y es hábitat de infinidad de fauna y flora. En épocas de lluvias como las que estoy viviendo estos días, el nivel de agua está a rebosar y eso le da más vida en todos los sentidos. Una de las cosas que se han criticado más es la compra de terreno alrededor de la reserva por empresas norteamericanas interesadas.

Después de almorzar en un buen comedor, Yacaru Porá, y pasear por la zona, hemos contratado una interesante ruta en lancha motora (70 Ars) que se hace imprescindible si se quiere conocer algunos animales y plantas. Dando parte a los guaradas forestales, hemos llegado hasta una zona de vegetación flotante que conforma una isla natural tan sólida como para poder caminar tranquilamente por ella sin hundirse y que es hogar de carpinchos, yacarés negros (caimanes negros), ciervos, arañas sociales, orugas e infinidad de insectos y aves. En este viaje, hemos conocido a Sergio, una agradable y encantadora compañía correntina que viajaba con su hijo Santi y su amigo para mostrarles lo maravilloso de la reserva.

Tras la puesta de sol y de tomar un mate en sociedad, he ido a cenar al hostel de Álvaro y Sergio, Rancho Ypa Sapukai en el que se pueden contratar actividades, que es bastante más lujoso que el humilde en el que me hospedo yo (40Ars con desayuno). Aun así, me han acogido muy bien entre ellos a la hora de cenar, tener uan tranquila conversación y un buen vino malbec de Mendoza.


Las Misiones Jesuíticas guaraníes de San Ignacio Mini

2 diciembre 2009

Con el estómago lleno de haber cenado algo y picado tres coxinhas (bombas de patata rellenas) una de carne, otra de pollo y otra de queso, he embarcado en un bus que salía a la 1:00 de la madrugada rumbo a Posadas (45Ars) lugar desde donde he ido a visitar alguna de las misiones jesuíticas guaraníes en ruinas y desde donde he averiguado cómo ir a visitar el Parque Nacional Esteros del Iberá. Pronto me he dado cuenta que no iba a ser tan fácil llegar al parque desde Posadas pero tenía varias alternativas así que, dejando la decisión para más tarde, he vuelto en bus sobre mis pasos (5Ars) durante una hora para pasar la mañana visitando las ruinas de las misiones jesuíticas guaraníes que se encuentran en el pueblo de San Ignacio.

Lo cierto es que son muchas las ruinas jesuíticas guaraníes que existen entre Paraguay, Brasil, y Argentina pero por proximidad de visitado las más bonitas de Argentina y no por ser las más grandes, de hecho fue una de las más pequeñas, pero sí es la mejor conservada y minuciosamente restaurada desde 1940 en el pais. Éstas son las misiones jesuíticas de San Ignacio Mini que originalmente fueron construídas en 1610 cerca de Iguazú pero por las constantes intrusiones de los bandeirantes portugueses se establecieron definitivamente en 1696 donde hoy se encuentran als ruinas.

Los guaraníes fueron instruídos en la fe cristiana pero conservando algunas costumbres que los jesuítas consideraban inofensivas para así tener una mejor relación. Conservaron el papel del cacique en la comunidad, la lengua que hoy en día todavía se habla en gran parte del territorio y que los jesuítas aprendieron  y algunas creencias. Los jesuítas, que llegaron por mandato de la corona española, desarrollaron un papel importante en la comunidad al introducir nuevos cultivos en lo que a agricultura se refiere y al defender a las comunidades de los colonos españoles, aunque no todo fue a gusto de las comunidades. Pronto, Carlos III se daría cuenta que los jesuítas obraban independientemente a la corona por el interés de evangelizar a los guaraníes y no por conquistarlos y someterlos por lo que fueron expulsados de las misiones y algunos exterminados. Dichas misiones serían posteriormente destruidas por portugueses y paraguayos invasores.

Hoy en día se puede pasear libremente por las ruinas que están cubiertas de vegetación en su mayoría y que dejan ver las casas donde vivían los indígenas, la plaza, el huerto, el cementerio, el claustro entre otras construcciones. Mientras lo hacía me ha ocurrido algo curioso y es que mientras paseaba he sido atacado por dos teros (pájaros) que me han hecho tirarme al suelo y agacharme en varias ocasiones. En el último metro cambiaban de dirección y no llegaban a tocarme. Por lo que he averiguado, parece que suelen tener sus nidos en tierra y probablemente me acerqué a su nido. Curiosas aves. Impresionado por la visita de als ruinas, me de dado por satisfecho y he vuelto a Posadas.

En ese momento sí que tocaba decidirse. La primera alternativa es ir desde Posadas a Carlos Pellegrini en un transfer 4×4 por 700 pesos, y aunque es la forma más directa y rápida y se pueda compartir con más gente y dividir gastos es algo que sale de mi presupuesto. La segunda alternativa es ir de Posadas a Paso de los Libres, desde allá hasta Mercedes y mañana tomar un bus a las 12:30 hasta Carlos Pellegrini pero no he podido encontrar una secuencia de buses ideal. La alternativa que he escogido es ir mañana temprano de Corrientes a Mercedes y  así tomar el bus de las 12:30 a Carlos Pellegrini. Pero para hacer todo ellos prefiero pasar la noche en casa de Lorena y Sebas en Resistencia (58Ars). Como siempre, cuento con ellos.