Cataratas, quesos y un paseo por «Las Nubes»

23 noviembre 2009

Parecía que le calor iba a impedir que hiciera algo en el día de hoy pero al final empezadoa moverme. He cogido (mejor no decir esta palabra en Argentina) un remisse (taxi) que me ha llevado hasta el inicio del conocido camino de las cascadas del río Colorado (15Ars) donde los guías esperan la llegada de los turistas para conducirlos por el hermoso camino pero, en mi caso, no había nadie. Me habían recomendado en varias ocasiones hacer uso de uno de estos guías pues el camino es arduo, difícil y peligroso. Pues bien, no he hecho mucho caso de estas advertencias y he probado subir solo y es que me encanta la aventura. Me sirve como excusa que no he encontrado ningún guía. De todas formas, seamos sinceros: si uno quiere ver las cascadas tan solo tiene que seguir el curso del río. Pronto me iba a dar cuenta que la teoría no es tan fácil como la práctica. Al rato deseaba poder encontrar otros excursionistas por el camino por no había nadie más que yo ascendiendo a aquellas hora así que tenía que seguir mi intuición que por hoy la he visto bastante lúcida.

Una vez identificado el río Colorado, el de la derecha, y seguido su curso río arriba, no sé cuantas veces lo he atravesado y he ido por caminos de tierra, saltado piedras, escalado otras enormes, identificado huellas de otros caminantes y retrocedido en ocasiones pero el camino de casi dos horas portres cascadas ha sido hermoso y llegar a la última, la más grande y bonita, ha sido una gran satisfacción. Aprovechando que estaba completamente solo, me he despojado de todos mis ropajes para darme un refrescante y agradable chapuzón en la poza de la cascada para aliviar el intenso calor que estaba haciendo. De vuelta, me he enterado que existe una cascada si se escala muy cerca de la tercera pero normalmente la gente sólo llega a la qu eyo he llegado y, sinceramente, me doy por satisfecho.

De camino a la población, he visitado las bodegas y viñedos en la finca Las Nubes que no deben confundirse con las de la famosa película. Éstas pertenecen al enólogo Jose Luis Moulier que produce vino tinto y el clásico torrontés de la zona en unas pequeñas y encantadoras bodegas. Me han explicado el proceso de elaboración del vino torrontés, del cabernet sauvignon y el malbec tanto el de los jóvenes como el del reserva (80% cabernet + 20% malbec). La visita son 15Ars pero como he comprado un vino joven de 26Ars no lo han tenido en cuenta. Hubiese sido más interesante haber coincidido con la vendimia y formar parte de la tradicional fiesta en esta bodega.

Puestos a conocer métodos de elaboración he ido caminando hasta El Tambo donde elaboran quesos generalmente de cabra aunque, en esta época de poca producción de leche de esta animal por ser periodo de crías, se elabora también queso de vaca gouda y criolla. Me han mostrado y explicado la crianza de las cabras, extracción de leche en salas antiestrés donde se les ponemúsica clásica, pasteurización, cuajado y decantación del sólido de la leche, colocación en moldes, salado y endurecimiento (curado) de los diferentes quesos. Al final de la visita, me han dado a degustar varios quesos: un queso de cabra con albahaca y otro con ají dulce, un queso de vaca gouda, otro criolla con albahaca y otro con ají dulce, todos semiduros. La visita cuesta 10Ars y te regalan un queso de vaca a elegir. Puesto que rabajan más con quesos de cabra me he llevado uno con albahaca pagando 2 pesos más.

Comiendo un típico helado de Cafayate de vino, mitad chardonay mitad cabernet, y satisfecho con mi día productivo físico y culturalmente hablando, me he dirigido al hostal con el ánimo de ir a cenar y tomar algo a la conocida Casa Ñanta con Charlie, Gemma, Stephan, Carla y sus niñas con motivo de mi despedida. El rico menú: un wok de verduras y pollo, una empanada de queso mozzarella y un vino malbec. Voy a echar de menos a esta gente. Cafayate me ha dado la tranquilidad y las ganas de conocer más cosas de la zona y, sobretodo, me ha demostrado que es un lugar en el que podría quedarme a vivir una buena temporada pero será en otra ocasión pues ahora es momento de partir.


Quilmes y el museo de la Pacha Mama

22 noviembre 2009

Por la mañana, he ido a visitar las ruinas de Quilmes con Majo Viajes (65Ars) con la misma agencia con la que visité la quebrada de las Conchas hace dos días. Las ruinas, que son las más importantes de Argentina,  se  encuentran a una hora de Cafayate y pertenecen a la provincia de Tucumán. Los colonos les dieron el nombre, junto a otras civilizaciones del valle calchaquí, de diaguitas calchaquíes.

Quilmes son las ruinas de una civilización preincaica que existió hasta hace 500 años y que, hoy en día se dice, la raza ha derivado en puro mestizaje aunque algunas poblaciones de la zona todavía reivindican su linaje y derechos culturales y territoriales.

La población de Quilmes, que basaban todo su conocimiento en el respeto a la Madre Tierra, eran pacíficos pero bravos guerreros a la hora de defender sus territorios gracias al estratégico lugar en el que vivían. Supieron frenar el ataque de los incas persuadiéndolos de su intento y, posteriormente, el ataque de los colonos españoles durante 130 años pero, finalmente, fueron vencidos y masacrados por éstos. Como castigo por tan ardua batalla, los supervivientes fueron llevados en tortuoso peregrinaje hasta Buenos Aires cuyo viaje dejó en vida a muy pocos indios que más tarde fueron repartidos por todo el país.

Hoy en día, las ruinas que se pueden visitar (10Ars) están reconstruídas en su mayor parte y muestran su forma de vida, creencias y sistema de defensa del pueblo. Después de recibir una breve explicación por parte del guía, he subido a una de las atalayas para tener una mejor panorámica de la ciudad. Desde una de ellas se pueden ver las ruinas originales pero poco queda de ellas.

A la vuelta, hemos parado en el museo de la Pacha Mama (10Ars) donde he encontrado piezas de cerámica indígena, minerales, plantas y animales de la zona y estudios geológicos y antropológicos. Pero lo que más me ha impresionado es el arte expuesto por el artista Héctor Cruz que, basándose en el arte indígena, produce pinturas, telares, esculturas y transforma la arquitectura con piedras de colores creando bonitas figuras y dibujos en las fachadas del patio que transportan a otra realidad.

De vuelta al hostel, he decidido que me tocaba cocinar a mí. He hecho una especie de cus-cus con los ingredientes que he podido encontrar y unos guisantes que me han quedado ricos. Era la primera vez que cocinaba en todo mi viaje y la verdad es que necesitaba comer algo de mi propia gastronomía. Para reposarla, he pasado una tarde ociosa y me he echado una siesta ya que el sofocante calor no daba oportunidad de hacer otra cosa.

Por la noche, unas empanadas de El Hornillo con tertulia y risas con Charlie, Diego y su mujer Carla, Gemma y Stephan antes de descansar un poco más.


Un día de mierda

21 noviembre 2009

Sin ofender ni herir la sensibilidad de nadie, el título de la entrada no intenta anunciar un mal día sino algo más literal en el sentido de la frase. Me explico:

Sin saber adonde iba ni que iba a ver, Diego (el socio de Charly en el hostal y dueño de la agencia de tours ‘Majo viajes’), Gemma y Stephan me han llevado a un taller anual de construcción de adobe que se impartía en el pueblo. Al principio no entendía nada pero poco a poco iba comprendiendo lo que se cocía en aquella casa, algo que me ha hecho plantearme muchas cosas de la vida materialista en la que vivimos que han provocado en mí asombro y fascinación.

Como decía, intentaré explicarme. Al inicio del taller, Román y Celeste, nos han introducido el tema con unas explicaciones teóricas en el mudo de la construcción de casas de adobe. Consta, en este caso, en una casa con paredes perimetrales hecha de ladrillos de adobe (arcilla, tierra, guano de caballo o de vaca, paja y agua) que están colocados de la misma forma que el ladrillo convencional pero fijado también con adobe. Para fortalecer la estructura, los pilares de madera son colocados en cimientos y en el techo se colocan bigas apoyados en un travesaño a lo largo de la casa. Encima de la pendiente que dejan las bigas del techo se colocan cañas, paja que aisla térmicamente, un plastico para hemetizar y pasto donde crece hierva que le da un toque más rústico, por este orden. El interior está distribuido con tabiques de adobe rellenos de una estructura aislante de cañas cogidas con alambres.

Las características de una vivienda de adobe son la de construir una casa ecológica, térmica, perdurable, acústica, económica y estética. Es decir, todo ventajas. Además, en Argentina, se considera erroneamente casa precaria por lo que está exenta de pagar impuestos. Por mucho que se pueda creer que no son duraderas, lo cierto es que pueden aguantar muchos más años que una casa moderna tradicional y es una oportunidad de construir la casa que uno sueña de la forma que la imaginación quiera, son mucho más bonitas y duran más con los adecuados acabados.

No podía creer que esto fuera posible por el precio tan económco que cuesta hacer una casa de adobe y, a medida que trabajábamos colocando adobe en la estructura con nuestras propias manos, me daba cuenta del desconocimiento que hay sobre esta materia y de cómo los países más desarrollados como el mío nos han inculcado que es mejor vivir en una casa de hormigón y ladrillo que no hemos ni diseñado nosotros mismos, que tenemos que estar toda la vida pagando y sin importarles que la fabricación de los materiales de construcción es perjudicial para el medio ambiente.

El problema de iniciar una revolución de elaboración de casas en adobe con materias primas (reutilizables en el caso de demolición) que ofrece la tierra es que sería una catástrofe a nivel mundial para la industria de la construcción, económicamente hablando. Teniendo en cuenta que también son una fuente de ingresos en forma de impuestos para los gobiernos, es impensable también que por parte de ellos se quiera fomentar una forma de vida sin este tipo de ingresos, aunque siempre habrá alguna industria que se lucre de todo esto. Sin quererlo y sin conocer las alternativas, nos han inculcado que es mejor tener una casa de ladrillo y otra cosa sería pertenecer a la clase baja por considerarse una casa precaria y esto es algo que hace que desechemos la idea porque provocaría la vergüenza y las habladurías de las clases más adineradas o de los que pretenden aparentar tener más. Sinceramente, yo prefiero tener mi casa pagada antes de un año sabiendo que puedo transformarla en lo que me plazca y en algo mucho más bonito que las casas que hoy conocemos. Maravillados se quedarían los más adinerados pero más lo harían los interesados en construir una casa de este tipo.

Sin quererlo, mientras aprendía la forma más artesanal de contruir una casa y posteriormente cenando la rica cena que había preparado Stephan, me evadía diseñando en mi imaginación cómo podría ser mi futura vivienda. De cualquier forma pero seguro que económica, aunque conseguir un terreno en España es otro cantar.


Los vinos y la quebrada de Cafayate

20 noviembre 2009

A las 7 de la mañana he cogido el autobús de ‘El Indio’, el único que tiene en su itinerario a Cafayate, mi destino, un lindo pueblo de 10.700 habitantes situado a 1700 msnm y con un clima sofocante en esta época del año. En algún momento me había planteado ir hacia el este de Argentina sin parar en Cafayate. Hubiese sido un tremendo error.

 Medio dormido, he llegado a la terminal de la pequeña población de Cafayate donde me ha recibido Charlie, el encargado del hostal Road Runner, que me ha atendido amablemente. Además de ser un hostal más barato que otros de la zona, es justo lo que andaba buscando: un buen ambiente de relax y buena gente. Allí se encontraban Stephan de Alemania, Gemma de Barcelona (España) y Guada de Salta (Argentina). Después de una pequeña charla con ellos he ido a visitar una conocida bodega de vinos, Domingo Hermanos, y es que Cafayate es la segunda población de mayor producción de vinos de Argentina y el vino más conocido es torrontés, un vino blanco y seco que ya probé en una peña de Salta.

La visita a la bodega Domingo Hermanos ha constado de una cata de vinos con la pertinente explicación de las diferentes variedades. La primera cata ha sido el tradicional vino blanco torrontés de la zona y, el segundo, un vino tinto joven cabernet sauvignon conservado únicamente en botella. He esperado la cata de un tinto reserva que tenían expuesto allí mismo pero eso nunca llegó. Teniendo en cuenta que la visita era gratis es comprensible. Esta bodega son los encargados de elaborar la garrafa de vino de mesa más conocido del país, la Dama Juana. Después nos han mostrado el proceso de prensado, fermentado en cubas de inoxidable o fibra de vidrio y el posterior embasado desde el lavado de botellas, pasando por el llenado y encorchado, hasta el etiquetado.

Para comer, la acostumbrada milanesa que últimamente está formando parte de mi dieta y después me he juntado con Stephan y más gente en un tour para visitar la quebrada de Cafayate o más conocida como la quebrada de las Conchas (50Ars). Si la de Humahuacaera bonita, esta em ha parecido impresionante. Suelo ser reacio a contratar este tipo de tours pero he de reconocer que 50 km de ida y 50 km de vuelta son demasiados para hacerlos ni siquiera en bicicleta y además he de decir que Atilio, nuestro guía, ha sido un buen compañero y nos ha dejado tiempo para caminar a nuestras anchas.

Primero de todo, hemos visitado fenomenos de la naturaleza en la montaña generalmente ocasionados por la erosión del agua que un día llegó hasta allá. Dichos fenómenos son los castillos, las ventanas, las tres cruces, el obelisco, el fraile, la garganta del diablo y el anfiteatro que tiene una acústica impresionante, cosa que me ha recordado cierto momento en el teatro de Efeso (Turquía), y la yeseria. otro fenómeno en el que se pueden ver en la formación montañosa varias capas devarios materiales sedimentados los cuales dan un color al oxidarse: el rojo del hierro, el verde del cobre, el amarillo del azufre, el blanco del yeso y varios colores de la arcilla entre otros. Una auténtica maravilla que hemos podido contemplar largo y tendido desde lo alto de una montaña. Me hubisese quedado allí un día entero relajado, meditando y en contacto con la Pacha Mama pero ya se sabe cómo son los tours.

De vuelta al hostal, Charly ha preparado una exquisita parrilla de carne donde inquilinos y otros invitados hemos cenado estupendamente. Parece que lo de hacer parrillas en los hostales es una costumbre y, si soy sincero, me parece bien.