Chiclayo de día, Trujillo de noche

12 octubre 2009

Hoy es el día de la Hispanidad o de las Razas y he estado conociendo la cidad. Dicen que Chiclayo es ‘la ciudad de la amistad’ pero con el poco tiempo que he estado no he podido hacer amigos. Por encima, se puede decir que es una bulliciosa y desordenada ciudad donde no hay mucho que ver. El tráfico es espantoso, el 75% son taxis con el cláxon flojo y el peatón no es prioridad a la hora de cruzar la calle. Pero, por otro lado, es un buen punto desde el que partir para visitar algunas ruinas y, por cierto, hay algunas que no he visto como las de Sicán y las de Sipán pero creo que ya me hago una idea con las otras que visité ayer. También, en la misma ciudad se puede pasear durante el día por las animadas calles y poder ver la plaza de Armas con su Catedral, el Mercado Modelo lleno de tiendas y de vendedores ambulantes cubiertos con parasoles de colores, el paseo de las Musas con estilo romano y junto a un bonito jardín. Los fines de semana por la noche hay ambiente de fiesta y bares pero es algo que no he llegado a conocer.

Después de todo esto he cogido un autobús a Trujillo (14 soles), mi próximo destino. Después de 4 horas he llegado a la Terminal Terrestre donde un taxista me ha recomendado y llevado al hostal Casa de Clara cerca del centro. La verdad es que está muy bien. Cuesta 25 soles y puedes disponer de desayuno y comidas, cocina, internet gratis y lavandería. He dejado todo en la habitación y, ya de noche, me he paseado por el centro de Trujillo.

El centro es una zona muy bonita y colonial preciosa con elegantes iglesias y edificios. Una de las cosas que he podido contemplar con más detenimiento, después de cenar, es la plaza de Armas con una gran escultura dedicada a al trabajo, las artes y la libertad. Allí mismo, también se pueden contemplar varios edificios importantes y, como no, la Catedral. Como Chiclayo, es un buen punto para visitar algunas ruinas de la zona las cuales visitaré mañana.

Paseando por la calles de alrededor de la plaza de Armas he conocido a Luigi, Marcelo y Janet, 3 peruanos que han entablado conversación conmigo. Me han dicho que iban a tomar algo a un bar propiedad de Luigi, Bohemios Café Bar en la calle Independencia 989, como mucho me ha repetido él. Con ellos me he ido y la verdad es que es un bar con un bonito decorado donde hay conciertos de vez en cuando y la música es bien variada, incluso buena música española. He probado un invento a base Pisco, una bebida típica de Perú, y hemos charlado de nuestra vida, nuestros viajes y esas cosas. Hacía tiempo que no me relacionaba de este modo con nadie y la verdad es que lo echaba de menos. La noche ha acabado tarde y mañana hay que visitar ruinas.


El señor de Sipán

11 octubre 2009

Realmente estaba cansado. Me he despertado tarde y con la poca esperanza de ver las típicas ruinas que se pueden visitar alrededor de Chiclayo. Pero al llegar a la plaza de Armas una agencia de tours, Colonial tours, se me ha acercado para venderme un paquete con guía y transporte. Teniendo en cuenta que no era caro, 20 soles, y que no iba a poder ver todo aquello que me ofrecían por mi mismo en tan poco tiempo, he aceptado. Lo más dificil es buscar buses y eso era algo que ya tenía solucionado así que sólo me tenía que preocupar por los próximos destinos: el Museo de Brüning, el yacimiento Túcume y el Museo Tumbas reales de Sipán.

El museo Brüning (8 soles) que se encuentra cerca de Chiclayo, Lambayeque, es una muestra de las numerosas piezas de cerámica y metal que se desenterraron y recuperaron de las culturas chimú, lambayeque, moche, chavín y vicus.

El yacimiento de Túcume (8 soles) es un conjunto de pirámides truncadas de las diferentes culturas hechas de barro y, por lo tanto, erosionadas hasta el deterioro. A simple vista parecen montañas pero en realidad son tumbas de los más altos mandatarios de la cultura sicán y, encima de ellas, la cultura chimú. La vista es impresionante desde el cerro del Purgatorio y más si se pone un poco de imaginación aunque todavía están realizando excavaciones. A la entrada hay muchos algarrobos. El fruto de este árbol la algarroba de donde se saca una melaza, la algarrobina que he probado en forma de caramelo.

Después de almorzar y probar la bebida típica de Perú, la chicha morada (zumo de maiz morado) y la chicha (maiz fermentado), hemos ido al Museo Tumbas Reales de Sipán (10 soles) que es la joya de la corona y la única pena es no poder hacer fotografías en el interior. Gracias a los huaqueros, saqueadores de huacas (lugares sagrados), se supo que habían yacimientos que albergaban cerámicas de los mochica. Muchas de ellas tenían representadas deidades como el Señor de Sipán que era considerado un ser mitológico. Nada más lejos de la realidad cuando, por fin, oficialmente empezaron las excavaciones por arqueólogos y encontraron la tumba del Señor de Sipán junto con todas sus vestimentas de oro, cobre y piedras preciosas. Fue enterrado con su séquito más cercano: mujer, guardián, vigía, ejército y sacerdote que morían junto al Señor de Sipán voluntariamente por ser para ellos un gran honor. En el museo se encuentran también una réplica del hayazgo y numerosas piezas originales encontradas en la tumba, muchas de ellas representadas con deidades como el el Ai Apaec, Dios creador.

De vuelta a Chiclayo, me he despedido de mi grupo y del guía, Franc, y he ido a conocer por la noche algo de Chiclayo para descrubrir, de alguna forma, porqué le llaman la Ciudad de la Amistad. He paseado por una de las calles más transitada por vehículos y peatones, calle Balta. No he hecho gran cosa más que comer una hamburguesa y meditar si visitar mañana el yacimiento de Kuelap a 15 horas de Chiclayo. La verdad es que es una matada hacer 15 horas de ida más tantas de vuelta para ira visitar unas ruinas que, por lo visto, son espectaculares. La ruta sería Chachapoyas-Kuelap-Leimebamba-Cajamarca-Trujillo pero, teniendo en cuenta que hay muy pocos autobuses a la semana  y que me puedo quedar atrapado allí, lo dejaré para otra ocasión en otro viaje y me dirijiré directamente a Trujillo, a dos horas de Chiclayo. Tengo otras prioridades que seguro disfrutaré más y, como me han dicho en más de una ocasión, es mejor ver y disfrutar de poco que sólo ver mucho.


De Ecuador a Perú

10 octubre 2009

Al final el autobús ha salido a las 11:30 y no a las 14:00 como dice la Lonely Planet. Los autobuses salen de la oficina de Tranportes Ormeño cerca de la terminal terrestre. Antes de subir al autobus me he comprado un sandwich, o sanduche como dicen aquí, de pollo en el KFC, la única venta de comida que había a mi alrededor. Lo curioso y que deberia haber previsto es que nada más subir al autobús nos han dado de almorzar. También or la noche nos han dado de cenar, todo incluido en el precio a Chiclayo (40$). Más comida para mi barriga.

Me dirijo a Chiclayo, Perú, por la Panamericana por el paso fronterizo entre Huaquillas y Tumbes. Lo bueno de viajar con esta compañía es que no tengo que hacer cambio de autobuses como hice de Colombia a Ecuador. Al salir del país he sellado la salida y he entregado  una tarjeta que me dieron al entrar en Ecuador y que ni siquiera me dijeron que tenía que conservar, cosa que hice por sentido común. Al entrar en Perú, ha habido un tipo que ha querido agilizarme el trabajo por un precio simbólico pero teniendo en cuenta que hasta que no estuvieran listos el resto de psajeros no nos íbamos a marchar, no tenía ningún tipo de interés por agilizar nada. Por otro lado siempre es recomendable dirigirse personalmente a las oficinas oficiales de migración. Cómo voy a estar un mes, me han sellado con permiso de dos meses, tiempo suficiente para ver los lugares más representativos de Perú. Ojalá pudiera visitarla más a fondo.

He llegado a Chiclayo unas 16 horas después (3:30), mi viaje más largo hasta el momento, y me he hospedado en el hotel Cristian cerca del centro por 25 soles. Estoy cansado y en el Autobús no he dormido mucho.